La marcha de los Conejos
El sonido de las botas de cuero golpeando al unísono el suelo era ensordecedor, y se extendía por toda la plaza, entrecruzandose en el aire con los himnos nacionales que golpeaban sus timpanos de forma cruel. Sabia que marchaban hacia la guerra, que llevaba asolando las fronteras de su pais desde mucho antes de que aprendiese a leer, y también sabia, por las historias que había escuchado a lo largo de los años, que muy probablemente no volviese a ver a sus hermanos, ni a sus padres, ni a todos los amigos que dejaba atrás. En medio de aquella algarabía, que era un canto a la muerte y al odio, se permitió derramar una única lagrima, sin que nadie le viese, por aquella raza maldita, por el absurdo de la guerra y, por supuesto, por sí mismo.Zaloran